viernes, 8 de julio de 2011

De pronto escucho tu nombre...

De pronto escucho tu nombre, en la oscuridad del cuarto. Pronunciado con la forma y la textura de un suspiro o de un jadeo. Me incorporo despacio.
El corazón algo acelerado. Resuenan, lentos los latidos en mis sienes. Un escalofrío recorre mi columna de arriba abajo. Se ahoga en mi garganta un grito, temeroso regresa a mi pecho.
Enredado mi cuerpo en las sabanas aún calientes. Los ojos muy abiertos no se adaptan a la intensa penumbra, no veo nada.
El humo denso de esa utima caldada se escapa por las rendijas de las persianas ya cerradas. Tengo un poco de miedo.

Tu mano acaricia con dulzura mi cuello. De nuevo tu nombre, pero esta vez, ya alejada de el sueño que hace un minuto turbaba mi consciencia, reconozco el tono de mi voz,
y siento vibrar mis labios mientras lo pronuncian.
Un beso, otro...
Sonrío, me sonrojo un poco, y relajo mi cuerpo, divertida por la situacion del momento.
Cierro los ojos, me relajo y me acuesto de nuevo, a tu lado. Atrapo tu cuerpo con una de mis piernas. Me acaricias el muslo al tiempo que besas mi frente. Miradas divertidas.
Respiro muy fuerte y muy cerca de tu cuello, llenando mis pulmones de tu olor. Y duermo

 

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